Artículo original

Desenlaces adversos perioperatorios en adultos mayores con fractura de cadera antes y después de la implementación de un protocolo de ortogeriatría

Adverse perioperative outcomes in elderly patients with hip fracture before and after the implementation of an orthogeriatric protocol

Diana Bautista-Granados1 Karen Rangel-Rivera1 Julián Osma-Hurtado1 Katherine Márquez-Bayona1 Mónica Romero-Marín1,2 Miguel Oswaldo Cadena-Sanabria1,2

1 Hospital Universitario de Santander, Servicio de Medicina Interna, Bucaramanga, Colombia.

2 Universidad Industrial de Santander, Escuela de Medicina, Bucaramanga, Colombia.

Open access

Recibido: 12/06/2022

Aceptado: 24/11/2022

Correspondencia: Diana Bautista-Granados. Email: bautistadiana32@gmail.com.

Cómo citar: Bautista-Granados D, Rangel-
Rivera K, Osma-Hurtado J, Márquez-Bayona K, Romero-Marín M, Cadena-Sanabria MO. [Desenlaces adversos perioperatorios en adultos mayores con fractura de cadera antes y después de la implementación de un protocolo de ortogeriatría]. Rev Col Or Tra. 2023;37(1):e7. English. doi: https://doi.org/10.58814/01208845.7

How to cite: Bautista-Granados D, Rangel-
Rivera K, Osma-Hurtado J, Márquez-Bayona K, Romero-Marín M, Cadena-Sanabria MO. [Adverse perioperative outcomes in elderly patients with hip fracture before and after the implementation of an orthogeriatric protocol]. Rev Col Or Tra. 2023;37(1):e7. English. doi: https://doi.org/10.58814/01208845.7

Copyright: ©2023 Sociedad Colombiana de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la Licencia Creative Commons Atribución, la cual permirte el uso, distribución y reproducción sin restricción alguna en cualquier medio, siempre que se dén los créditos al autor y la fuente.

Resumen

Introducción: la fractura de cadera en adultos mayores constituye un problema de salud importante, ya que está asociada a mayor morbilidad y mortalidad. Por esta razón, se han creado protocolos de ortogeriatría para su abordaje, los cuales reportan resultados favorables.

Objetivo: evaluar los desenlaces adversos perioperatorios en adultos mayores con fractura de cadera antes y después de la implementación de un protocolo de evaluación geriátrica integral (EGI).

Metodología: estudio de casos y controles realizado en 136 pacientes (casos: 43; controles: 93) >65 años con fractura de cadera que fueron atendidos en un hospital de referencia entre 2020 y 2021 (casos), y 2015 y 2017 (controles). Se determinaron diferencias entre grupos mediante un análisis bivariado usando las pruebas de chi cuadrado o exacta de Fisher en variables categóricas, y las pruebas t de student o de Wilcoxon de los rangos con signo en variables continuas según la distribución de los datos.

Resultados: los desenlaces adversos perioperatorios ocurrieron en el 62,7% de los casos y el 84,0% de los controles (p=0,007; OR:0,32; IC95%:0,13-0,73). La mediana de duración de la estancia hospitalaria fue 10 y 17 días en los casos y controles, respectivamente (RIQ: 8-14; RIQ 11-26), mientras que el tiempo entre el ingreso a urgencias y la cirugía fue 7 días (RIQ:5-11) y 11 días (RIQ:8-17), respectivamente (p=0.002).

Conclusiones: la implementación de la EGI redujo los desenlaces adversos por fractura de cadera, principalmente la duración de la estancia hospitalaria y el tiempo entre el ingreso y la cirugía, donde se observaron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.

Palabras clave: Adulto mayor; Fractura de cadera; Evaluación geriátrica; Geriatría (DeCS).

Abstract

Introduction: Hip fracture in elderly patients is a major health concern, as it is associated with increased morbidity and mortality. For this reason, orthogeriatric protocols have been created to approach it, reporting favorable outcomes.

Objective: To evaluate adverse perioperative outcomes in elderly patients with hip fractures before and after the implementation of a comprehensive geriatric assessment (CGA) protocol.

Methodology: Case-control study performed on 136 patients (cases: 43; controls: 93) >65 years old with a hip fracture, who were treated at a referral hospital between 2020 and 2021 (cases) and 2015 and 2017 (controls). Differences between groups were determined through bivariate analysis using Fisher's chi-square or exact tests on categorical variables, and Student's t-test or Wilcoxon signed-rank test on continuous variables depending on the distribution of the data.

Results: Adverse perioperative outcomes occurred in 62.7% of cases and 84.0% of controls (p=0.007; OR:0.32; 95%CI:0.13-0.73). The median length of hospital stay was 10 and 17 days in cases and controls, respectively (IQR: 8-14; IQR 11-26), while the time between ED admission and surgery was 7 days (IQR:5-11) and 11 days (IQR:8-17), respectively (p=0.002).

Conclusions: The implementation of the CGA protocol reduced adverse outcomes associated with hip fracture, mainly the length of hospital stay and the time between admission and surgery, in which statistically significant differences were observed between both groups.

Keywords: Aged; Hip Fractures; Geriatric Assessment; Geriatrics (MeSH).

Introducción

La fractura de cadera constituye un problema de salud pública importante en la población mayor, ya que se prevé un incremento considerable de la prevalencia de este tipo de fracturas a nivel mundial a causa del crecimiento de la población geriátrica como producto del aumento de la esperanza de vida.1 Si bien los datos epidemiológicos varían entre países, se estima que estas fracturas afectarán alrededor del 18% de las mujeres y el 6% de los hombres a nivel global.2 De igual manera, las proyecciones indican que, para 2050, se presentarán hasta 4,5 millones de casos de fractura de cadera en el mundo.1,3 Además, se debe tener en cuenta que las fracturas de cadera pueden disminuir la calidad de vida y aumentar significativamente la morbilidad y la mortalidad si no se tratan adecuadamente.1

La importancia de la fractura de cadera radica en su asociación con el aumento de, por un lado, la mortalidad, estimada en 30% a un año de la fractura, y por el otro, la morbilidad, la cual consiste en inmovilidad y dependencia funcional, y está influenciada por factores socioeconómicos.4,5 Además, las principales complicaciones médicas de la cirugía de fractura de cadera son alteraciones cognitivas o neurológicas, afectaciones cardiopulmonares, trombosis venosa, infecciones, sangrado, desbalances de electrolitos y anemia. Teniendo en cuenta que dichas complicaciones son relativamente comunes, es importante identificarlas de manera temprana, ya que esto puede disminuir la duración de la estancia hospitalaria y, a su vez, mejorar la funcionalidad y reducir la mortalidad en estos pacientes.6,7

En cuanto a la mortalidad, Sanz-Reig et al.,8 en un estudio realizado entre 2011 y 2014 en España, reportaron una tasa de mortalidad del 11,4% a nivel intrahospitalario. Esta cifra es significativamente mayor a la reportada en estudios previos realizados en poblaciones similares, los cuales informan tasas de mortalidad entre el 4,5% y el 6,5% en fracturas de fémur proximal.9,10

Debido a la presencia de comorbilidades en estos pacientes, así como a la alta frecuencia de complicaciones médicas asociadas a la fractura de cadera, cada uno de estos casos involucra la atención médica por parte de diversas especialidades para garantizar un abordaje integral del paciente en el que se determinen los factores que están relacionados con una mortalidad más elevada.11 Con este fin, en múltiples países se han creado programas de ortogeriatría en los que se han desarrollado protocolos estandarizados que garantizan una notable disminución de los desenlaces médicos asociados a la fractura de cadera en adultos mayores. Al respecto, se he reportado que los adultos mayores con evaluación geriátrica integral (EGI) tuvieron mejores resultados en términos de fragilidad clínica, funcionalidad y ocurrencia de complicaciones, por lo que se redujeron los costos de atención.12

Teniendo en cuenta lo anterior, el objetivo de este estudio es evaluar los desenlaces adversos perioperatorios en adultos mayores con fractura de cadera antes y después de la implementación de un protocolo de EGI.

Metodología

Tipo de estudio y población

Estudio de casos y controles realizado en pacientes mayores de 65 años con fractura de cadera que consultaron a un hospital de referencia de tercer nivel de atención en Bucaramanga, Colombia. El estudio incluyó pacientes que, en el grupo de casos, participaron en una EGI entre junio de 2020 y junio de 2021, y en el grupo de control, no tenían EGI, pero fueron atendidos en dicho hospital entre enero de 2015 y diciembre de 2017. Además, la proporción entre controles y casos fue 2:1, respectivamente. Por otra parte, se excluyeron a los pacientes con historia clínica incompleta, ausencia de datos sobre más del 20% de las variables, sospecha de fractura de cadera de origen patológico no osteoporótico y/o presencia de fractura de cadera asociada a politraumatismo o trauma de alta energía.

Evaluación geriátrica integral

Luego del ingreso al servicio de urgencias y de haberse determinado la presencia de fractura de cadera (intracapsular o intertrocantérica), el paciente fue valorado por el servicio de ortopedia, donde se confirmó y clasificó la fractura, y se solicitó una valoración por el servicio de geriatría. Dentro de las 24 y 48 horas posteriores, el paciente fue sometido al protocolo de EGI. Esta valoración incluyó aspectos físicos, funcionales, mentales y sociales.

El estado físico preoperatorio fue evaluado mediante la clasificación de la American Society of Anesthesiologists (ASA). La funcionalidad se midió antes y después de la fractura mediante el índice de Barthel y la escala de Lawton de actividades instrumentales de la vida diaria. Además, para la evaluación nutricional se utilizaron la Mini nutritional assessment (MNA) y el examen de albúmina en sangre. En lo que respecta a la presencia de sarcopenia y la fragilidad clínica preexistente, estas fueron evaluadas utilizando el cuestionario SARC-F y el cuestionario FRAIL y la escala clínica de fragilidad, respectivamente. También se realizó evaluación cognitiva rápida y determinación de la presencia de delirium mediante los instrumentos Mini-Mental State Examination (MMSE) y/o Mini-Cog, y la herramienta Confussion Assesment Method (CAM). Por otra parte, los exámenes complementarios incluyeron la evaluación del metabolismo del calcio con colorimetría, prueba de hormona paratiroidea y examen de 25-hidroxi vitamina D.

Además, se revisaron las historias clínicas de los casos y los controles durante toda la estancia hospitalaria con el fin de identificar la ocurrencia de los siguientes desenlaces adversos:

Análisis estadístico

Los datos se ingresaron en una base de datos creada en Microsoft Excel para su posterior análisis en el software de análisis estadístico Stata 12. Los datos se describen utilizando frecuencias absolutas y relativas para las variables cualitativas, y medias y desviaciones estándar o medianas y rangos intercuartílicos para las variables cuantitativas según la distribución de los datos (prueba de Shapiro-Wilk).

Posteriormente, se realizó la estratificación de variables cuantitativas teniendo en cuenta criterios de plausibilidad biológica y se realizaron análisis bivariados para determinar diferencias entre grupos (casos y controles) usando, según la distribución de los datos, las pruebas de chi cuadrado o exacta de Fisher en variables categóricas, y las pruebas t de student o de Wilcoxon de los rangos con signo en variables continuas. Además, para determinar las diferencias en la presencia de desenlaces adversos perioperatorios se calcularon odds ratios (OR) y su respectivo intervalo de confianza (IC) para las variables estadísticamente significativas. Se consideró un nivel de significancia estadística p<0,005.

Consideraciones éticas

Esta investigación siguió los principios éticos para la realización de estudios biomédicos en seres humanos establecidos en la Declaración de Helsinki13 y las normas científicas, técnicas y administrativas de investigación en salud de la resolución 8430 de 1993, emitida por el Ministerio de Salud de Colombia.14 Además, el estudio fue aprobado por el Comité de ética en investigación del Hospital Universitario de Santander mediante el acta no. 3 del 22 de marzo de 2019.

Resultados

En total, se incluyeron 136 pacientes en el estudio, divididos en 43 casos y 93 controles. La edad media de los participantes fue 79 años (±7,93 años) para el grupo de casos y 81 años (±8,46) para el de controles. En ambos grupos la fractura de cadera fue más frecuente en las mujeres (casos: 74,4%; controles: 62,3%) y la zona rural fue el lugar de procedencia más común (casos: 86,0%; controles: 84,9%). En cuanto al tipo de fractura, el tipo extracapsular fue más frecuente tanto en el grupo de casos (65,1%, n=28) como en el de controles (68,8%, n=64). En la Tabla 1 se presentan las principales características de los pacientes incluidos en el presente estudio.

Tabla 1. Características de los pacientes incluidos en el estudio.

Variable

Casos (n=43)

Controles (n=93)

Valor p

Sexo

Mujeres

32 (74,4%)

58 (62,3%)

0,167

Edad (en años)

Media

79

81

0,1526

Desviación estándar

± 7,93

± 8,46

Lugar de procedencia

0,792

Rural

6 (13,9%)

14 (15,0%)

Urbana

37 (86,0%)

79 (84,9%)

Tipo de fractura

0,664

Extracapsular

28 (65,1%)

64 (68,8%)

Intracapsular

15 (34,8%)

29 (31,1%)

Duración de la estancia Hospitalaria (en días)

0,0002

Mediana

10

17

Rango intercuartílico

8–14

11–26

Tiempo entre el ingreso a urgencias y la realización de la cirugía (en días)

0,0002

Mediana

7

11

Rango intercuartílico

5–11

8–17

Fuente: elaboración propia.

La comorbilidad más frecuente fue la hipertensión (casos: 58,1%; controles: 64.5%) y los tratamientos más usados fueron los antihipertensivos (casos: 48,8%; controles: 46%). En la Tabla 2 se presentan las comorbilidades y medicamentos de los casos y controles.

La mediana de duración de la estancia hospitalaria de los casos y controles fue 10 (rango intercuartílico [RIQ]=8-14) y 17 días (RIQ=11-26), respectivamente, y se encontró una diferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos (p=0,0002). Por otro lado, el tiempo de entre el ingreso a urgencias y la realización de la cirugía fue menor en el grupo de casos (mediana: 7 días; RIQ=5-11) que en el grupo de controles (mediana: 11 días; RIQ=8-17) y hubo una diferencia estadísticamente significativa entre dichos grupos (p=0,0002).

Con respecto al estado físico preoperatorio, el 53,4% (n=23) de los pacientes del grupo de casos y el 44,0% (n=41) de los participantes del grupo de control tuvieron un valor ASA 3. Por otro lado, se encontró dependencia funcional severa (índice de Barthel ≥35) antes de la fractura en el 23,6% (n=10) de los pacientes del grupo control. Es importante mencionar que el índice de Barthel solo se evaluó en 14 pacientes del grupo de los casos, de los cuales 5,7% (n=5) tenían dependencia severa antes de la fractura.

El 62,7% (n=27) de los casos y el 84,0% (n=79) de los controles presentaron desenlaces adversos perioperatorios (p=0,007; OR: 0,32; IC95%: 0,13-0,73). Las condiciones más comunes fueron anemia, infección de las vías urinarias, delirium y trastornos hidroelectrolíticos (Tablas 3 y 4).

Tabla 2. Comorbilidades y medicamentos de los participantes del estudio.

Variable

Casos (n=43)

Controles (n=93)

Valor p

Comorbilidades y antecedentes médicos

Diabetes mellitus

8 (18,6%)

17 (18,2%)

0,969

Enfermedad renal crónica

2 (4,6%)

15 (16,1%)

0,092

Infarto agudo de miocardio

3 (6,9%)

4 (4,3%)

0,681

Insuficiencia cardíaca

2 (4,6%)

13 (13,9%)

0,142

Enfermedad pulmonar

5 (11,6%)

20 (21,5%)

0,163

Tumor sólido

4 (9,3%)

2 (2,1%)

0,077

Enfermedad cerebrovascular

2 (4,6%)

6 (6,4%)

1,000

Demencia

8 (18,6%)

12 (12,9%)

0,426

Enfermedad arterial periférica

1 (2,3%)

2 (2,1%)

1,000

Enfermedad ácido péptica

1 (2,3%)

6 (6,4%)

0,427

Hipertensión

25 (58,1%)

60 (64,5%)

0,524

Fibrilación auricular

1 (2,3%)

5 (5,3%)

0,664

Osteoporosis

1 (2,3%)

16 (17,2%)

0,012

Hipotiroidismo

9 (20,9%)

6 (6,4%)

0,011

Epilepsia

2 (4,6%)

1 (1,0%)

0,232

Tabaquismo

9 (20,9%)

31 (33,3%)

0,004

Uso de medicamentos

Antihipertensivos

21 (48,8%)

44 (47,3%)

0,825

Diuréticos

3 (6,9%)

0 (0,0%)

0,029

Anticoagulantes

1 (2,3%)

2 (2,1%)

1,000

Insulina

3 (6,9%)

7 (7,5%)

1,000

Antidiabéticos orales

5 (11,6%)

10 (10,7%)

1,000

Ácido acetilsalicílico

4 (9,3%)

19 (20,4%)

0,142

Estatinas

4 (9,3%)

9 (9,6%)

1,000

Benzodiacepinas

3 (6,9%)

1 (1,0%)

0,091

Anticonvulsivantes

3 (6,9%)

3 (3,2%)

0,378

Antipsicóticos

3 (6,9%)

5 (5,3%)

0,706

Antidepresivos

1 (2,3%)

4 (4,3%)

1,000

Corticoides sistémicos

2 (4,6%)

2 (2,1%)

0,590

Inhibidores de bomba de protones

3 (6,9%)

3 (3,2%)

0,378

Fuente: elaboración propia.

Tabla 3. Desenlaces adversos perioperatorios presentados por los pacientes incluidos en el estudio.

Variable

Casos (n=43)

Controles (n=93)

Valor p

Anemia

21 (48,8%)

62 (66,6%)

0,026

Neumonía

2 (4,6%)

13 (13,9%)

0,142

Infección de las vías urinarias

8 (18,6%)

35 (37,6%)

0,019

Infección del sitio operatorio

1 (2,3%)

1 (1,0%)

0,540

Celulitis

2 (4,6%)

3 (3,2%)

0,649

Trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar

1 (2,3%)

1 (1,0%)

0,547

Hemorragia digestiva

0 (0%)

7 (7,5%)

0,096

Infarto agudo de miocardio

0 (0%)

4 (4,3%)

0,304

Úlceras por presión

3 (6,9%)

6 (6,4%)

1,000

Delirium

4 (9,3%)

23 (24,7%)

0,037

Trastorno hidroelectrolítico

6 (13,9%)

49 (52,6%)

<0,001

Descompensación de insuficiencia cardíaca

1 (2,3%)

2 (2,1%)

1,000

Reintervención quirúrgica

3 (6,9%)

5 (5,3%)

0,709

Shock de cualquier tipo

1 (2,3%)

9 (9,6%)

0,168

Mortalidad

3 (6,9%)

4 (4,3%)

0,679

Desenlaces adversos perioperatorios

27 (62,7%)

79 (84,0%)

0,006

Fuente: elaboración propia.

Tabla 4. Análisis de los desenlaces perioperatorios adversos más frecuentes.

Variable

OR

Valor p

IC

Anemia

2,31

0,027

1,10 - 4,89

Infección de las vías urinarias

2,78

0,022

1,15 - 6,69

Delirium

3,34

0,037

1,07 - 10,39

Trastorno hidroelectrolítico

6,57

<0,001

2,53 - 17,07

Fuente: elaboración propia.

Por último, se encontró que la mortalidad en los casos fue 6,98% y en los controles, 4,35%, y no hubo una diferencia estadísticamente significativa entre grupos (p=0,679).

Discusión

En el presente estudio observacional encontramos una menor incidencia de desenlaces adversos perioperatorios luego de la implementación de la EGI. Este resultado es similar al descrito previamente en otros estudios y podría explicarse por la identificación temprana de pacientes con alto riesgo y su atención individualizada.15 Por otro lado, la realización de un abordaje de la fractura de cadera a cargo de un equipo multidisciplinario (geriatría, ortopedia, anestesiología, rehabilitación, enfermería y trabajo social) favorece una menor incidencia de complicaciones intrahospitalarias.16

Otro resultado relevante de nuestro estudio fue la disminución en la duración de la estancia hospitalaria en el grupo de pacientes en quienes se implementó la EGI (casos), lo cual es similar a lo descrito en otros estudios donde se ha documentado el beneficio de la implementación de la atención del servicio de ortogeriatría durante la atención de paciente con fractura de cadera.17,18 De igual manera, también se ha reportado un menor tiempo de estancia hospitalaria y, por tanto, una disminución de los costos de atención en salud en pacientes con enfermedades no traumáticas a quienes se realizó EGI en servicios de cuidado geriátricos agudos.19

Por otra parte, en nuestro estudio, el tiempo entre el ingreso a urgencias y la cirugía fue menor en el grupo de casos en comparación con el grupo de controles (7 días versus 11 días), lo cual coincide con lo reportado en diferentes estudios en los que se encontró un tiempo entre el ingreso y la cirugía inferior gracias a la intervención por geriatría.16,20 En este sentido, la implementación de la atención por parte del servicio de ortogeriatría en el abordaje de fractura de cadera genera beneficios en términos de la disminución de costos de atención en salud.21,22

En cuanto a indicadores de mortalidad, estudios previos sugieren que la implementación de EGI genera una disminución en la tasa de mortalidad en pacientes con fractura de cadera.17,23 Sin embargo, en nuestro estudio, no se encontró una asociación estadísticamente significativa en la reducción de mortalidad, lo cual puede deberse a la alta mortalidad de los pacientes del grupo de control que no recibieron una cirugía y que fueron excluidos de la población estudiada, ya que la mortalidad intrahospitalaria asociada a la fractura de cadera en este hospital de referencia ha sido estimada previamente en 17.69%.24

Es pertinente tener en cuenta que, hasta el momento de la realización de este estudio, existen pocos estudios locales que evalúan el impacto de la EGI en el resultado posoperatorio de la fractura de cadera en adultos mayores; sin embargo, se ha reportado el beneficio de implementar esta evaluación en pacientes operados por condiciones no traumáticas25 y en aquellos con cirugías electivas, ya que la EGI puede ser usada como una herramienta para identificar pacientes con alto riesgo de mortalidad y disminuir el tiempo de estancia hospitalaria y la ocurrencia de eventos adversos.26 Así mismo es relevante considerar que los beneficios de la implementación de la atención del servicio de ortogeriatría en el abordaje de fractura de cadera también se reflejan en la disminución de otros indicadores como la capacidad para realizar actividades de la vida diaria, los costos de atención en salud27–29 y la recuperación de la movilidad,30 razón por la cual consideramos importante el fortalecimiento de estos servicios en las instituciones de salud.

La principal fortaleza de este estudio es haber analizado y reportado datos del contexto local que pueden utilizarse para mejorar los procesos de atención médica de los adultos mayores, fortalecer el trabajo multidisciplinario en las instituciones de salud y establecer servicios de atención en salud integrales que beneficien a dicha población. Sin embargo, nuestro estudio presenta algunas limitaciones. Por un lado, ya que este es un estudio retrospectivo, se puede incurrir en sesgos de información; por tal motivo, se cumplieron rigurosamente los criterios de selección para casos y controles. Por otro lado, no se realizó un estudio longitudinal para evaluar los desenlaces a un año en términos de funcionalidad o la mortalidad posterior al alta hospitalaria, ni se incluyeron estrategias de rehabilitación en el protocolo de ortogeriatría. No obstante, consideramos que estos hallazgos resaltan la importancia de la creación unidades de ortogeriatría en hospitales de referencia, ya que esto genera beneficios significativos durante la atención de las fracturas de cadera.

Conclusiones

Los hallazgos de este estudio sugieren que la implementación del protocolo de EGI en el abordaje de fractura de cadera en adultos mayores representa un beneficio para estos pacientes, ya que puede disminuir la incidencia de desenlaces adversos perioperatorios y de indicadores de atención tales como el tiempo de entre el ingreso a urgencias y la cirugía.

Conflictos de intereses

Ninguno reportado por los autores.

Financiamiento

Ninguno reportado por los autores.

Agradecimientos

Ninguno reportado por los autores.

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